🕊️✝📖 El Evangelio de hoy
Primera Lectura: Nehemías 8,1-4a.5-6.7b-12 | Salmo: Salmo 19, 8.9.10.11 (R. “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.”) | Evangelio: Mateo 18, 1-5.10
“En aquel tiempo, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: ‘¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?’ Él llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: ‘Les aseguro que si no cambian y no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí. Además, miren: no deben despreciar a uno de estos pequeñitos. Porque les digo que sus ángeles ven siempre la faz de mi Padre que está en los cielos.’” — Mateo 18, 1-5.10

🪄 "Un niño en medio"
Antes de seguir descubre qué es Evangelio en Cuentos aquí
En la parroquia de Santa Clara se reunía el equipo de voluntarios para organizar la kermés. Sin querer, la conversación se fue calentando: “¿Quién coordina? ¿Quién va primero en el programa? ¿Quién decide a quién se le da el micrófono?” Cada uno defendía su punto con razón… y con orgullo.
El párroco, viendo el ambiente, pidió una pausa y llevó al grupo a la capilla para proclamar el Evangelio del día. Al terminar, guardó silencio. Entonces, se abrió la puerta y entró Lucerito, una niña del catecismo que había llegado antes que su mamá. Venía con una mochila grande y un dibujo en la mano.
—¿Puedo quedarme aquí? —preguntó quedito.
Nadie respondió de inmediato. Algunos miraron el reloj; otros, el programa. El párroco se inclinó y le sonrió:
—Claro que sí. Hoy Jesús nos dijo que quien recibe a un niño en su Nombre, lo recibe a Él.
Lucerito se sentó adelante, dejó su mochila y mostró su dibujo: un ángel enorme cubriendo a una niña con sus alas. Varios sonrieron con ternura, pero una señora murmuró: “No es momento, estamos decidiendo cosas importantes”.
El párroco tomó el dibujo y lo colocó junto al altar.
—Jesús puso a un niño en medio —dijo—. No como adorno, sino como criterio.
El salón se hizo más honesto. Andrés, el de logística, bajó la voz:
—Padre, yo quería coordinar porque me cuesta obedecer. Me gana la necesidad de ser “el más grande”.
Otra voluntaria confesó:
—A mí me duele cuando no me toman en cuenta y busco destacar para no sentirme invisible.
Lucerito levantó la mano:
—Mi abuela dice que cuando me siento chiquita, Dios manda ángeles que no se cansan. ¿También vienen a las juntas?
Todos rieron, y algunos se limpiaron los ojos. El párroco asintió:
—Jesús prometió que los ángeles de estos pequeños ven siempre el rostro del Padre. Si los despreciamos, nos cerramos a su presencia.
Entonces cambiaron el orden del día: primero, revisar cómo harían para que niños, ancianos y enfermos se sintieran recibidos. Después, lo demás. Y donde antes había prisa por el micrófono, apareció la urgencia por servir. Al despedirse, le dieron a Lucerito la primera tarea: dibujar carteles para señalar el “Espacio de Ángeles”, una zona tranquila para los más pequeños y los frágiles.
Aquella tarde, mientras guardaban sillas, alguien dijo en voz baja:
—Hoy entendí que el Reino no se gana “subiendo”, sino haciéndose pequeño.
Y en muchos corazones se encendió la certeza: no estamos solos; hay ángeles que no descansan.
📝 Resumen
Jesús corrige la ambición de “ser el más grande” poniendo un niño en medio y revelando su dignidad: “sus ángeles ven el rostro del Padre”. La clave es convertirse (cambiar de lógica) y hacerse pequeño para entrar en el Reino y recibir a Cristo en los vulnerables. Nehemías 8 muestra a un pueblo que escucha la Palabra, la entiende y se alegra (“el gozo del Señor es su fuerza”); el Salmo 18 proclama que Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón. Escuchar la Palabra engendra la pequeñez evangélica que sabe acoger a los pequeños: allí, Dios mismo nos visita
🌱 Lección
La grandeza en el Reino no es estatus, sino conversión a la pequeñez: acoger a los pequeños es acoger a Jesús; despreciarlos es cerrar la puerta a Dios.
💡 Consejo práctico
Haz hoy un gesto concreto de prioridad por los pequeños (un niño, un enfermo, un migrante, un anciano): dales lugar, tiempo y voz. Organiza algo “pensando primero en ellos”.