🕊️✝📖 El Evangelio de hoy
Primera Lectura: Joel 1, 13-15; 2, 1-2 | Salmo: Salmo 9 (10), 2-3.7-8.14 (R. “El Señor juzgará al mundo con justicia.”) | Evangelio: Lucas 11, 15-26
«En aquel tiempo, cuando Jesús expulsó a un demonio, algunos dijeron: ‘Éste expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe de los demonios’. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa. Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: ‘Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Satanás. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios por el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo, y al no hallarlo, dice: ‘Volveré a mi casa, de donde salí’. Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. Entonces va por otros siete espíritus peores que él y vienen a instalarse allí, y así la situación final de aquel hombre resulta peor que la de antes.’” » — Lucas 11, 15-26

🪄 "Reino en marcha"
Antes de continuar descubre qué es Evangelio en Cuentos aquí
Clara llevaba semanas sintiendo una tensión interior. En su comunidad parroquial, se vivían divisiones: algunos defendían una línea muy rígida, otros una apertura que parecía excesiva. Las reuniones terminaban en discusiones, con miradas heridas, silencios largos.
Una noche, soñó que estaba en una casa: por un lado las puertas se cerraban y escuchó voces: “Aquí no encontramos armonía”. Por el otro lado, un pastor arrancaba muros invisibles, abiertas ventanas y entraba la luz. En el centro, una figura luminosa—Jesús—caminaba, tocando los muros y diciendo: “Ya llegó el Reino de Dios”.
Despertó sobresaltada. Sintió que el sueño le revelaba algo: el Reino no avanza cuando nos dividimos, sino cuando nuestros muros caen y las puertas se abren.
Al día siguiente, en la oración matutina, leyó el Evangelio de Lucas: Jesús habla de los reinos divididos, del mal que regresa si no se purifica el corazón. Comprendió que en su comunidad había “espíritus” que habían sido expulsados, pero que no había espacio preparado para el Espíritu.
Esa tarde, en la reunión parroquial, Clara habló con voz tranquila:
—No estamos para ganar discusiones, sino para construir un solo Reino. Si dividimos, sembramos vacío. Pero si nos unimos, somos testimonio vivo del poder de Dios.
Sus palabras encontraron oído porque vinieron desde el dolor, no desde el juicio. Algunos se suavizaron; otros no. Pero algo empezó a cambiar: se repitieron oraciones sinceras, peticiones para sanar heridas, pedir perdón.
Clara recordaba las palabras del profeta Joel: urgencia de conversión, clamor de pueblo en sequía, llama que purifica. Y pensaba: el Reino avanza cuando dejamos que lo divino más fuerte nos recomponga, nos rescate del caos interno.
Al marcharse esa noche, observó la luna entre nubarrones y pensó en Jesús expulsando demonios y reclamando unidad. Sus pasos resonaban: Reino en marcha.
📝 Resumen
Jesús denuncia a quienes atribuyen su poder al mal y advierte que un reino dividido no subsiste. Él afirma que su expulsión de demonios es obra de Dios y que el Reino ha llegado. Joel convoca a un pueblo que clame y se convierta antes del día del Señor. Las lecturas nos llaman hoy a reconocer nuestras divisiones interiores y comunitarias, y a abrir puertas para que Dios reconstruya lo que hemos fragmentado.
🌱 Lección
El Reino no prospera en división, sino en corazones reconciliados. Jesús expulsa el mal para que habite su Reino en nosotros.
💡 Consejo
Hoy, en una relación (familia, comunidad o amistad) donde haya división, da un paso para reconciliar: ofrece entendimiento, escucha y humildad. Planta unidad en tu entorno.